En dicho Congreso se debatieron temas emergentes como la transición con equidad e inclusión hacia economías y sociedades positivas para la naturaleza; la consolidación de liderazgos -especialmente de juventudes, mujeres y pueblos originarios-; entre otros asuntos.
La UICN tiene gran influencia en los foros globales y desempeña un papel muy importante en un mundo donde el multilateralismo se tambalea ante el avance del autoritarismo en muchos países y a los ataques ofensivos, destructivos y reprobables a la ONU por parte de algunos poderosos jefes de Estado, principalmente Donald Trump. Pero no solamente el trabajo de esta organización debe ser considerado en las agendas globales, también las agendas nacionales deben revisar con atención toda su oferta para fortalecer las políticas de sustentabilidad ambiental de cada país. Si ya existe una amplia gama de instrumentos ambientales aplicados, evaluados y exitosos, no pretendamos inventar en cada nación o en cada cambio de gobierno el hilo negro. La riqueza de las lecciones aprendidas debe incorporarse y adecuarse a la situación económica, social y ambiental de cada país, pero es obligado aprovechar esos avances. La continuidad de las políticas que funcionan es indispensable para el éxito. El tiempo se agota, y es una irresponsabilidad perderlo frente a las emergencias globales ambientales. No es conocimiento lo que nos falta para el cambio, sino voluntad; sin embargo, a muy pocos países les cae el veinte, y las agendas sociales y políticas absorben toda la atención.
Y para continuar conmemorando a la biodiversidad y visibilizando su importancia, del 25 al 31 de octubre la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas organiza la Semana Nacional por la Conservación, con el acertado lema de “Proteger a quien nos protege”. Es un reconocimiento a la valentía y compromiso de los ecoguardas, así como a la participación de muchas comunidades locales, organizaciones sociales, académicos, científicos, jóvenes y voluntarios, que protegen la naturaleza. Ante los menguados recursos económicos federales destinados a la protección de la biodiversidad, este conjunto de actores contribuye de manera significativa a las tareas de conservación de nuestro patrimonio natural nacional.

